De casa a casa (y tiro porque me toca).
Allí dejo a muchos (ojalá pudiera meteros en mi maleta), también a mi nueva sobrina de cuatro patas con los ojillos medioabiertos, mi móvil alemán, y el recuerdo de las primeras navidades que de verdad han merecido la pena desde hace mucho.
Aquí me traigo muchas ganas de hacer las cosas bien, de aprender alemán de una puñetera vez (xDDDDDDD), mucha ropa de abrigo y la esperanza de que este año será mejor que el anterior. Y el calendario marcado con varias visitas.
Y no contenta con eso, Marburg me recibe así:
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